Métodos físicos y/o químicos.
Control de plagas

ROEDORES
Los roedores representan un riesgo significativo para la salud y la seguridad, ya que pueden transmitir directamente hasta una docena de enfermedades. Su control es esencial ante sospechas de infestación para evitar problemas mayores. Aunque son más visibles en verano, época de mayor reproducción, también buscan refugio en invierno. Una vez que ingresan a una propiedad, su persistencia dificulta su erradicación, lo que aumenta el peligro de contagio de enfermedades, daños materiales y contaminación de alimentos.
Además de los riesgos sanitarios, los roedores causan diversos perjuicios estructurales y económicos: dañan aislamientos, paredes y suelos al roer; provocan incendios al morder cables eléctricos; deterioran terrenos y estructuras con madrigueras; y destruyen mercancías o productos almacenados. Incluso si no entran al interior, su presencia en jardines representa un peligro, especialmente para niños y mascotas, al acercarse a zonas habitadas. Su capacidad para contaminar alimentos y entornos los convierte en una amenaza constante que requiere medidas preventivas y de control eficaces.
AVES
Las aves, especialmente palomas y gaviotas, representan un riesgo para la salud y la infraestructura en entornos empresariales. Su anidación en edificios puede propagar enfermedades como salmonella, ornitosis o infecciones por E. coli a través de excrementos y nidos, además de deteriorar materiales y superficies. Su presencia no solo afecta estructuras, sino que también incrementa el riesgo de accidentes, como resbalones por acumulación de heces, y obstrucciones en desagües o canalones.
Además de los daños sanitarios y materiales, las aves atraen otras plagas (ácaros, pulgas) a sus nidos, que luego se expanden por el edificio. Durante la época de cría, pueden volverse agresivas, atacando a empleados o clientes. Estas problemáticas exigen medidas de control y prevención, como sistemas de exclusión o limpieza profesional, para evitar daños económicos, riesgos legales y proteger la seguridad en el entorno laboral.


MOSCAS
Las moscas, con más de 120.000 especies, son una plaga global que amenaza la salud humana y animal, ya que transmiten enfermedades como Salmonella y E. coli, y algunas incluso pueden picar. Su rápida reproducción —algunas completan su ciclo de huevo a adulto en siete días— convierte un problema leve en una infestación grave en poco tiempo. La identificación precisa de la especie es clave para un tratamiento efectivo, lo que requiere asistencia profesional especializada.
Un servicio de control integral incluye una inspección gratuita para determinar el tipo de plaga, seguido de un plan personalizado que ataca tanto a adultos como a larvas. Además, ofrece recomendaciones para prevenir re-infestaciones, garantizando una solución adaptada a las necesidades específicas del hogar o negocio y abordando el problema desde su origen.
MOSQUITOS
Los mosquitos son plagas molestas y dolorosas, capaces de reproducirse rápidamente (de huevo a adulto en 6-10 días) y actuar en enjambres persistentes. Su ciclo vital está ligado al agua, donde se crían, y son atraídos por colores llamativos. Su actividad máxima de picaduras ocurre al amanecer y atardecer, coincidiendo con su búsqueda de alimento.
Para reducir su impacto, es clave evitar acumular agua estancada (eliminando criaderos), usar ropa opaca y reforzar protección en las horas de mayor actividad. Conocer estos hábitos permite anticiparse y minimizar encuentros con ellos.

HORMIGAS
Las hormigas, como la común hormiga argentina en Chile, prefieren climas cálidos y húmedos cerca de fuentes de alimento. Aunque no son vectores de enfermedades —gracias a su constante limpieza corporal, exoesqueleto antibacteriano y secreciones antimicrobianas—, su presencia masiva en instalaciones genera molestias, especialmente al invadir alimentos, lo que refleja problemas de higiene, manejo de residuos o fallas estructurales.
Para controlarlas, se recomienda sellar sus puntos de entrada, limpiar restos de comida (especialmente dulces) y almacenar alimentos en recipientes cerrados. Su eliminación es clave en espacios que exigen alta higiene, como instituciones, donde su presencia resulta inaceptable.

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